El Bajo Belgrano ante una nueva avanzada del extractivismo urbano-inmobiliario

Por este motivo la Asociación de Vecinos del Bajo Belgrano organizó una convocatoria para hoy juevas 4 de diciembre para reclamar que no se construya mas de lo que el actual código urbanístico permite

El Bajo Belgrano vuelve a estar en el centro de la polémica ante lo que vecinos y urbanistas califican como una nueva ofensiva del extractivismo urbano inmobiliario. Para muchos, este proceso no es nuevo: se remonta a la última dictadura militar, cuando se demolió la histórica “Villa del Bajo” —donde nació el ídolo futbolístico René Houseman— y se expulsó a sus habitantes. Aquella etapa marcó el inicio de una transformación urbana que, con el paso de las décadas, se intensificó.

La construcción del túnel de la Avenida del Libertador abrió el camino para el desarrollo de las primeras torres en la zona, desde la estación hacia el Bajo. Desde entonces, los emprendimientos inmobiliarios continuaron expandiéndose de forma sostenida durante los últimos 45 años.

La reciente elevación de las vías del ferrocarril, junto con la modernización de la estación y la apertura de nuevas calles transversales, reconfiguró por completo la conectividad interna del barrio. Estas obras unieron de manera más directa el Bajo con Belgrano C y Belgrano R, generando un aumento inmediato en el valor del metro cuadrado. En este contexto, proliferaron intentos por rebautizar la zona como “Belgrano Chico”, un nombre que muchos vecinos consideran parte de una estrategia de marketing orientada a atraer inversiones de alto nivel.

El fenómeno que se observa hoy era, según residentes y especialistas, “previsible”: el interés inmobiliario por apropiarse de terrenos y desarrollar torres de lujo continúa creciendo. La tendencia amenaza con desplazar a quienes no puedan afrontar el aumento en los costos de alquiler, servicios y expensas. También se advierte sobre la saturación de la infraestructura urbana: redes cloacales y eléctricas al límite, mayor circulación vehicular, falta de estacionamiento y sobrecarga de los servicios públicos.

Todo ocurre en una ciudad cuya población se mantiene estable en aproximadamente tres millones de habitantes desde 1950. A pesar de ello, zonas como Puerto Madero exhiben entre un 50% y un 60% de viviendas de alta gama desocupadas, un dato que contrasta con la crisis habitacional y de alquileres que atraviesa la Ciudad de Buenos Aires.

Entre acusaciones de especulación y denuncia de presunto lavado de dinero, la disputa por el arrasado y revalorizado Bajo Belgrano vuelve a poner en debate el modelo de ciudad que se está construyendo y el lugar que ocupan —o dejan de ocupar— quienes viven allí desde hace décadas.

Asociación de Vecinos del Bajo Belgrano

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