La parroquia San Cayetano de Belgrano nació del corazón y la mente de un cura que supo ver que al barrio le estaba haciendo falta un lugar de encuentro con Dios. El presbítero Alberto Ángel Manuella, con el apoyo del entonces párroco de la Inmaculada Concepción (La Redonda), Monseñor Filippo, encaró la construcción y organización de la nueva parroquia que el 12 de agosto de 1972 fuera consagrado el templo definitivo. Diez años después de que la imagen de San Cayetano, donada por las hermanas siervas de San José, llegara a la primera casa donde había comenzado a funcionar la parroquia. Hoy los restos del padre Manuella se encuentran en el atrio del templo parroquial. Es un templo moderno ubicado en la calle Vidal 1745, fue bendecido y habilitado al culto por el cardenal Antonio Caggiano el 6 de agosto de 1967, y consagrado por el cardenal Juan Carlos Aramburu el 12 de agosto de 1972. La iglesia esta escondida detrás de un semblante de edificio público, en su interior es una planta rectangular dispuesta sobre su lado menor y tiene un primer piso que recuerda a un palacio renacentista. Porque se deja ver planta baja como si este fuera el patio interno del palacio. El arquitecto jugó con el hormigón en el techo dándole curvatura. Asi creó una sensación de profundidad. También el ventanal, que se encuentra al final, genera un efecto de flotación. Junto al cristo que está suspendido en el altar. Este mismo efecto es utilizado sobre la escultura a San Cayetano. También en la pintura de la Virgen en el primer piso. Los relieves que del altar recuerdan a la pintura bizantina en la que se representaba a Jesús en actitud pedagógica. En cuanto a las pinturas encontradas allí, se dividen en dos, sobre lienzo y sobre cerámica. La pintura sobre lienzo tiene una influencia renacentista. La pintura sobre cerámica tiene una anatomía no naturalista y en algunos casos fuertes y brillantes. Los días 7 de cada mes, en especial el 7 de agosto día de la fiesta grande de san Cayetano, la parroquia se agranda para recibir y abrazar a todos los que llegan hasta el patrono bendito del pan y del trabajo. Ese día todos son vecinos, aunque vivan lejos, todos se sienten en su propia casa, aunque hayan viajado mucho para llegar. Ese día la imagen del santo sale al barrio y recorre sus calles para recordar a todos que él camina en medio de ellos, que él se hace la voz de todos para pedirle a Dios el pan que alimenta y el trabajo que dignifica.
Historias de la comuna 13
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