Piedra Pasillo inauguró recientemente, y ya está en boca de todos, por su propuesta gastronómica, el concepto detrás y su poderosa ambientación. En una casona de Núñez de principios de siglo XX y una distinguida fachada art-decó. En la carta, la protagonista es la variedad de platitos y el concepto, valorar el buen producto como los que nos recrean «los almuerzos de domingo en lo de los abuelos».
Desde el exterior, se respetó aquella identidad porteña de barrio y le dio vida a estas casas que se van perdiendo, indefectiblemente, en la ciudad por falta de esmero a la hora de refaccionarlas. Ubicado en la calle Campo Salles al 2145, el mejor telón para, desde la fachada hacia dentro, potenciar y revitalizar el estado en el que se encontraba la casa; perdida, ultrajada sin ningún respeto, con un pasado aristocrático, cargado de arte y belleza, y vacía de contenido.
El concepto de la cocina de Piedra Pasillo es volver a valorar el buen producto, ya sea a través de sabores actuales, como nostálgicos, los que nos recrean los almuerzos de domingo en lo de los abuelos o abrir el apetito con pan con manteca (en este caso es pan de masa madre, con manteca de kimchi).
Con esta identidad salieron a buscar los mejores productores, los exquisitos emprendedores que producen, crían, o cultivan lo mejor. Y esto hace, de forma sincera, que no todo se repita como loop todos los días, todas las semanas, y por supuesto que no todas las estaciones. Si la mejor pesca de hoy, no es la de ayer, no importa. Se crea, se aventura, se reimprime el menú y se crea una nueva propuesta.
En el ambiente, nada está librado al azar. Desde la pared descarnada y a la vez expresiva, hasta la iluminación tenue pero justa, y la vista a la cocina a través de un boquete en la pared, que incita a espiar lo que sucede, como en un mundo paralelo al salón. Asimismo, la estandarización de lo natural en la vajilla artesanal, los platos elaborados con los mejores productos del día, y el servicio más atento, también se suman a la lista.
Al Fondo (que es parte del nombre), está lo que se viene. En breve, Piedra Pasillo se termina de completar con un bar que va a dar de qué hablar; está escondido dentro de la propuesta del restaurante. ¿Cómo? Se accederá desde el patio, por una escalera estrecha, que abrirá otro mundo paralelo (así como la cocina).
Llega un bar con destilados y macerado propios, donde no habrá etiquetas de marcas, porque los protagonistas son estos jóvenes socios que quieren descocerla en Buenos Aires; se arriesgan, ambicionan, y se muestran porque están orgullosos de su propuesta. El bar, a su vez, contendrá una cava de vinos.