Los vecinos organizados de Belgrano, Palermo y Núñez expresan su enojo con dos palabras: engaño y desfalco. Tienen pruebas para respaldar sus denuncias, ya que llevaron a cabo investigaciones y análisis para demostrar una posible estafa al Estado nacional con tierras fiscales que llegó a la justicia federal. Se trata de una superficie de 53.728 metros cuadrados ubicados bajo el viaducto del ferrocarril Mitre (ramal Tigre), que ha sido utilizada como espacio público de forma controvertida.
La auditoría realizada por la Sindicatura General de la Nación (Sigen) en febrero de 2022 confirmó las irregularidades e incumplimientos en el proceso de concesión de la obra. Los vecinos señalan a la Agencia Administradora de Bienes del Estado (AABE) por delegar atribuciones propias al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) y al Tribunal de Tasaciones de la Nación (TTN) por no registrar medidas y detalles catastrales del terreno y las construcciones.
Además, culpan al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de vender a un precio muy bajo el corredor que va desde la avenida Dorrego hasta la calle Monroe, donde se ha establecido el denominado Barrio Chino, que ya estaba saturado de restaurantes y supermercados. Luego de cinco años de trabajo, ocho organizaciones vecinales lograron que el caso llegara al juzgado federal N° 4 de Ariel Lijo por una denuncia de la Oficina Anticorrupción. El caso involucra a exfuncionarios del oficialismo que estaban a cargo de la AABE y el TTN.
A pesar de los resultados de la auditoría y el proceso penal en curso, las obras en el Bajo Viaducto nunca se detuvieron. Han avanzado recientemente en dos cuadras de Belgrano, entre Juramento y Olazábal, donde se han instalado diversas cadenas comerciales. Los vecinos afirman que la obra se está convirtiendo en un extenso centro comercial, y critican que cada local se venda por cien mil dólares, aunque en realidad se trate de una concesión en un terreno que fue adquirido por un dólar el metro cuadrado.
Las ONGs vecinales han denunciado numerosas irregularidades en el proceso, como la falta de planos y títulos, documentación técnica y legal insuficiente, y la toma de referencia de precios de tierras de otras zonas que difieren significativamente de Belgrano y Palermo. También señalan que la Sala A del Tribunal de Tasación plagió un informe técnico. Además, advierten que la saturación de comercios en la zona podría tener consecuencias graves en caso de un incendio, ya que dificultaría el acceso de los bomberos.
El presunto fraude se basa en la valoración realizada por el Tribunal de Tasaciones que subestimó significativamente el valor real de las tierras en comparación con las estimaciones del Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte de la ciudad en 2019. En resumen, los vecinos denuncian una trama de engaño y desfalco relacionada con la concesión de tierras fiscales para la construcción de un extenso centro comercial bajo el viaducto del ferrocarril Mitre en Buenos Aires. Cuestionan la gestión de las autoridades y critican el impacto ambiental y la saturación de comercios en la zona.
Los terrenos del conocido como «shopping más largo del mundo», según lo apodan los vecinos, se han dividido en tres áreas con un valor similar en el mercado. Siguiendo las vías del ferrocarril Mitre de norte a sur, se encuentran las siguientes zonas:
- Espacio Barrio Chino: Ubicado entre Monroe y la estación Belgrano C.
- Espacio Clubes: Comprende el tramo desde Juramento hasta Olleros, limitando con la Avenida del Libertador.
- Espacio Hipódromo: Se extiende desde la estación Lisandro de la Torre hasta Dorrego.
El ingreso de la obra al Parque Tres de Febrero ha motivado una presentación de amparo colectivo contra el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por parte de otra vecina, la geógrafa y presidenta de Patrimonio de Belgrano, Laura Brovedani, quien plantea preocupaciones sobre el impacto ambiental (Expediente 069260/2019). Sin embargo, hasta el momento, la Corte Suprema aún no ha resuelto sobre este recurso después de tres años.
La brutalidad y ambición de los autodenominados «desarrolladores» (más bien depredadores) no tiene limite. Si los organos de contralor oficiales no cuplen su función específica el desequilibrio resultan el mamarracho estetico sobredimensionado que nos han creado frente a nuestras narices en el Barrio Chino. El aspecto ambiental ha sido totalmente bastardeado, ni aún con un confinamiento por pandemia se aprendió a valorar la necesidad vital de los espacios verdes cercanos para la población. Si le sumamos el calentamiento global al que vamos, el coctel está servido.