La Casona Mansilla de Belgrano recuperada para la sociedad

El proyecto de Nación es crear un espacio cultural
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Una mansión de 1870 que parecía condenada a desaparecer será renovada para alojar cultura. Gracias a sus viejos ocupantes, la Casona Mansilla, ex Escuela Normal 10, no sólo seguirá en pie sino que volverá recargada, con apertura a todo público, salas de exhibición y quizás, también música. Un alivio para ex alumnos y docentes, tras décadas de amparos, litigio y convenios urbanísticos vetados.

Esta mansión de 20 cuartos era residencia de fin de semana aunque quedara en territorio porteño. Es que la Casona Mansilla se construyó cuando todavía estaba cerca del río. Y cuando Belgrano, el barrio donde se asienta, seguía siendo un pueblo de recreo, separado de lo que años después sería Capital.

La Secretaría de Patrimonio del Ministerio de Cultura de la Nación se hará cargo de darle un nuevo uso a esta casa, ubicada en Pasaje Golfarini 2368. Aún no definió su uso específico, pero ya elaboró el proyecto para restaurarla, que demandará al menos un año de obra.

Pocos de los que circulan casualmente por el pasaje esperan encontrarse con este oasis vegetal y arquitectónico en plena urbe, un predio de 2.600 metros cuadrados cuyo corazón es una imponente propiedad de estilo italianizante. Ubicado entre Olazábal y Blanco Encalada, tiene ingreso también por 3 de Febrero.

Su primer nombre fue Villa Esperanza, hasta que su comitente y ocupante más ilustre la convirtió en Casona Mansilla. Buenos Aires tampoco tenía su nombre definitivo en ese entonces. De hecho, fue bautizada Capital Federal recién una década después de la inauguración de esta casa. Tan vieja es la propiedad, que fue construida cuando aún estaba cerca del río.
Ahora el ancho curso de agua le queda a dos kilómetros y medio, y el mojón urbano más cercano son las vías del tren Mitre, que a esa altura corre elevado. Pero el edificio sigue en pie. También sus magnolias, plantadas hace un siglo y medio. Y gatos, muchos. Del túnel que llevaba al río desde detrás de los espejos de la escalera no hay noticias: no se sabe si es leyenda o realidad.
Sí se sabe que el general Lucio Mansilla mandó a construir la casa pero vivió allí poco tiempo. Para 1892 la propiedad ya estaba en manos de la familia de Eliseo Basch. En 1913, fue comprada por los Panello que, un año después, la alquilarían al Ministerio de Educación para que fuera sede de la Escuela Normal 10. Cumplió esa función hasta 1982, cuando la institución se mudó a la vuelta, a O’Higgins 2441.

Después fue Dirección de Capacitación Docente de la entonces Municipalidad porteña, hasta 1991. Luego, posible carne de cañón inmobiliario, cuando el propietario decidió vender la casona para un emprendimiento y firmó convenios urbanísticos que podían terminar en su demolición.

Pero sus ex alumnos y docentes se organizaron y formaron la Comisión de Defensa de la Casa de Lucio V. Mansilla. Antes, su presidente Alicia Pangella hizo una presentación en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad, la cual a su vez elevó un recurso de amparo. El resultado: el edificio fue declarado “Monumento Histórico Artístico Nacional” en 2000. Y quedó intocable, aunque el tiempo lo haya trastocado.

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