En Argentina cada 9 minutos se produce un ACV y controlar los factores de riesgo es el primer paso para evitar el daño cerebrovascular
El accidente cerebrovascular (ACV) constituye la cuarta causa de muerte en Argentina. Cada año, 14 millones de personas en todo el mundo sufren esta patología. Con el objetivo de revertir esta situación y así, brindar una mejor calidad de vida a las personas, desde la Federación Argentina de Cardiología (FAC) se pone el acento en la prevención y los principales factores de riesgo a considerar. Prevenir el ACV es posible, simplemente se deben tomar algunas medidas que no solamente colaboran para minimizar la ocurrencia de esta patología, sino que también benefician a todo el sistema cardiovascular.
En este sentido, una dieta balanceada y la actividad física son la base de la prevención. Con respecto al primero, “las llamadas dieta mediterránea y DASH se asocian a la disminución de factores de riesgo vascular en general. Ambas, con algunas diferencias, se caracterizan por bajo consumo de carnes rojas, alto consumo de legumbres, frutas, vegetales, grasas mono y poliinsaturadas presentes en los pescados azules como salmón, anchoas, caballa, sardinas y atún, y en aceites como oliva, canola y soja, además de bajo consumo de sodio”, señala el Dr. Gerardo García Mallea (MP 9262), cardiólogo y Presidente del Comité de Enfermedad Vascular Periférica y Stroke de la FAC.
En tanto, la actividad física es otro factor muy importante ya que tanto la indicación clásica de 150 minutos de ejercicio por semana, como actualmente de períodos de actividad de 20 minutos diarios de actividad física intensa demostraron reducción del riesgo de enfermedad cardiovascular. García Mallea señala que “son medidas simples que podemos implementar y que benefician a nuestra salud en su conjunto. La prevención se construye de a poco, pero con acciones sostenidas en el tiempo”.
El ACV se produce cuando un vaso sanguíneo que lleva sangre y oxígeno al cerebro se obstruye o bien se rompe. Frente a esta situación, se produce una alteración en el funcionamiento de las neuronas provocando que algunas partes del organismo dejen de funcionar. Los primeros síntomas que se manifiestan son parálisis, debilidad, problemas del lenguaje y de vista. Frente a esta situación, cuanto antes se concurra a la atención médica es más probable que las secuelas sean menores. Por eso es importante conocer el acrónimo R.A.P.I.D.O. que marca un simple y breve chequeo para que las personas puedan actuar.
De esta forma, lo que se debe tener en cuenta es lo siguiente:
- R: Rostro caído
- A: Alteración en el equilibrio
- P: Pérdida de fuerza de brazo y/o pierna
- I: Impedimento visual repentino
- D: Dificultad para hablar
- O: Obtener asistencia médica
Mediante la observación y unas simples pruebas se puede determinar el estado de la persona y también orientar a los servicios de emergencia.
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