La plataforma de streaming organizó un evento en Barrancas de Belgrano para celebrar el suceso de la serie
Gracias al éxito rotundo de la serie de Netflix que ya se ubica entre lo más visto a nivel global —solo superada por producciones de gran maquinaria anglosajona como You o la última creación de Tina Fey—, miles de vecinos se reunieron en Barrancas de Belgrano para vivir una experiencia inolvidable. El gigante del streaming eligió esta icónica esquina porteña para recrear nada menos que la escena final de la serie protagonizada por Ricardo Darín. Y no fue una escena más: fue un acto de homenaje a nuestra memoria, a nuestra cultura y a nuestra capacidad de contar historias que atraviesan fronteras.
La emoción fue total. Desde temprano, el operativo estuvo cuidadosamente preparado para que la experiencia fuera absolutamente inmersiva: los recordados “cascarudos” de la serie aparecieron sobre la Glorieta de Belgrano, que cada fin de semana reúne a jóvenes fanáticos del K-Pop. Pero esta vez, la cultura popular argentina se impuso con fuerza. También se sumó uno de los emblemáticos camiones que recorren la ciudad en la ficción, mientras el operativo de seguridad permitía que los miles de asistentes pudieran disfrutar en orden y con entusiasmo.

Por un momento, Buenos Aires volvió a ser el escenario de una resistencia heroica. La recreación, acompañada por una potente musicalización, reavivó el espíritu de la historieta creada por Héctor Germán Oesterheld —víctima de la dictadura genocida de 1977— y dibujada por Francisco Solano López. Una obra que hoy vuelve a cobrar vida, emoción y potencia frente a los ojos del mundo. Porque El Eternauta no es solo una serie: es una declaración cultural, una historia que nos une y que pone en primer plano nuestras luchas, nuestros símbolos y nuestras tradiciones.
El truco, la chacarera, los saqueos, las casas humildes, nuestras calles y hasta nuestros insultos: todo está ahí, narrado con respeto y pasión. Y como no podía ser de otra manera, los fanáticos respondieron con creatividad y fervor. En un barrio como Belgrano, cuna del cosplay porteño, los seguidores se vistieron como los personajes: máscaras de gas, escafandras caseras hechas con bidones de agua, bufandas, gamulanes y guantes listos para enfrentar la nevada mortal.
El arte estuvo en cada rincón, desde el vestuario ideado por Patricia Conta —responsable del icónico gamulán de Darín— hasta los disfraces improvisados de los fans. Porque cuando la cultura argentina se expresa, no hay filtro que la detenga. El Eternauta no es solo entretenimiento: es identidad, es memoria, es resistencia. Y, como siempre, es en las calles donde el pueblo la hace suya.