De las cuales 75 correspondieron a trapitos
Se registraron un total de 435 actas por diversas irregularidades durante el partido entre River Plate y Rosario Central, disputadas en el estadio Monumental como parte de la undécima fecha del Torneo Apertura de la Liga Profesional de Fútbol (LPF). De este total, 75 actas fueron levantadas por la presencia de «trapitos», quienes cobran ilegalmente por cuidar vehículos estacionados en la vía pública.
El Ministerio de Seguridad, a través de la Dirección de Prevención en Eventos Masivos, implementó un operativo en las inmediaciones del estadio Monumental, ubicado en el barrio porteño de Núñez, con el fin de garantizar el ingreso ordenado de los hinchas y evitar tanto la venta ambulante como la presencia de los malditos «trapitos». El operativo estuvo dividido en tres anillos de seguridad y tuvo como objetivo asegurar el correcto flujo de los asistentes al evento.
El partido, que culminó en un empate 2-2, estuvo marcado por la realización de 435 actas debido a diversas infracciones. De estos, 75 correspondieron a la violación del artículo 92, que prohíbe el cobro ilegal por estacionamiento en la vía pública. Las restantes actas fueron emitidas por otras irregularidades, como el ingreso sin entrada, la aplicación del derecho de admisión, disturbios y altercados en las filas, uso indebido del espacio público, consumo y venta de bebidas alcohólicas, daño a bienes públicos y la posesión de armas no convencionales. Además, un individuo fue notificado por estar registrado como deudor alimentario, situación que involucra a aquellos que no cumplen con las obligaciones alimentarias establecidas por un acuerdo judicial.
Asimismo, el personal del Cuerpo de Agentes de Tránsito del Ministerio de Seguridad emitió infracciones a vehículos mal estacionados en las cercanías del estadio, tanto aquellos que obstruían las veredas como aquellos que se encontraban en rampas de estacionamiento. Finalmente, dos personas requirieron atención médica en el club debido a distintos problemas de salud. Una de ellas presentaba una intoxicación alcohólica grave, mientras que la otra sufría de síntomas que sugerían una afección cardíaca de gravedad. Ambos fueron trasladados a los hospitales Pirovano y Fernández, respectivamente, para recibir atención especializada.