La iniciativa fue presentada hace unos meses en la Legislatura por el diputado Alejandro Griĺlo como proyecto para declarar a los Jardines de Pissarro espacio de interés cultural y vecinal
Los Jardines de Pissarro son un enclave verde situado en el corazón de las Lomas de Nuñez de nuestra Comuna 13, un espacio que ha sido creado y mantenido por la comunidad local. Este jardín urbano no solo embellece la zona, sino que también actúa como un punto de encuentro y recreación para los vecinos. Inspirados en el legajo artístico de Victor Pissarro, refleja una armonía entre la naturaleza y el entorno urbano.
Los Jardines de Pissarro son un testimonio del compromiso y la colaboración de los vecinos. Desde su creación,
han sido mantenidos por la comunidad, lo que fomenta un sentido de pertenencia y responsabilidad compartida. En una ciudad cada vez más densamente poblada, dichos jardines ofrecen un respiro del bullicio urbano. Este espacio verde proporciona un ambiente tranquilo y natural donde los residentes pueden relajarse, meditar y disfrutar de la belleza del entorno.
En resumen, los Jardines de Pissarro son mucho más que un espacio verde; son un símbolo de la vida comunitaria, la colaboración y el compromiso con la cultura y el medio ambiente. Su declaración como lugar de interés cultural y social es un paso crucial para asegurar que continúen siendo un recurso valioso y amado por todos los residentes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Luego de la entrega de tan merecido diploma, transcribimos el discurso de agradecimiento por parte de Valeria Boxaca, uno de los miembros fundadores de los Jardines
Buenas tardes a todos,
Hoy es un día especial para quienes soñamos y trabajamos por los Jardines de Pissarro. Recibir este diploma como “Espacio de interés cultural de la Ciudad de Buenos Aires” es un honor, pero también un momento para reflexionar sobre todo lo que hemos aprendido en este camino.
Trabajar en el jardín ha sido una lección constante. Hemos aprendido a conectarnos con nuestros vecinos, con las autoridades, con el tiempo y con la naturaleza misma. Aprendimos a esperar los días de lluvia, a esperar que las plantas crezcan, y a vivir con los ciclos de las estaciones: verano, otoño, invierno y primavera.
En una ciudad que muchas veces nos encierra en su ritmo vertiginoso, el jardín nos abrió hacia afuera. Nos permitió vivir más al aire libre, crear un espacio generoso que ahora disfrutan quienes pasean por aquí: vecinos, niños, adultos mayores, personas con perros o bicicletas. Todos forman parte de este lugar, y cada visita, cada mirada curiosa, nos llena de alegría.
No podemos dejar de recordar a Blanquita, quien se entusiasmó tanto con este proyecto, trayendo plantas y palabras de aliento. Hoy no está con nosotros físicamente, pero su espíritu sigue floreciendo en cada rincón del jardín.
Hoy tenemos aquí a legisladores, comisarios, comuneros, medios de comunicación, vecinos y amigos. Este diploma es para todos ustedes, porque juntos hicimos de este espacio un punto de encuentro y un orgullo para el barrio.
Gracias por acompañarnos en este viaje y por ayudarnos a seguir aprendiendo, creciendo y soñando con un barrio más verde, más conectado y más humano.
Muchas gracias.