Los barrios porteños experimentan una variedad de cambios debido a diferentes factores. Los nuevos centros culturales y gastronómicos suelen acompañar las transformaciones en la estructura de estos, así como la llegada de proyectos de gran magnitud y nuevas infraestructuras.
Sin embargo, el caso del Bajo Belgrano es único. Ya que conservó su identidad distintiva durante muchos años. Esta área está ubicada entre los barrios de Belgrano y Núñez, y se extiende desde las vías del tren Mitre hasta el Río de la Plata, incluyendo importantes arterias como las avenidas Figueroa Alcorta, La Pampa y Del Libertador. Además, limita con el ambicioso proyecto del Parque de la Innovación, que se está construyendo en los terrenos anteriormente ocupados por el Tiro Federal.
Además, en la actualidad, el Bajo Belgrano está evolucionando de ser un barrio residencial a una mezcla de edificios de baja altura, algunas torres y hasta un complejo habitacional en el centro del área. Actualmente, coexisten diferentes tipos de uso en la zona, pero es muy probable que en el futuro se experimente una densificación significativa con la construcción de departamentos de lujo.
En los últimos años, el Bajo Belgrano se ha convertido en un barrio muy solicitado debido a su proximidad a grandes parques y plazas, su fácil acceso y su variada oferta gastronómica, educativa y cultural, que incluye prestigiosos colegios y universidades. Todo esto hace que sea un lugar altamente atractivo para vivir.
Como sucede con todos los cambios, varias construcciones han generado preocupación entre los residentes, y el año pasado, como ocurrió en Lomas de Núñez, se implementó una nueva ley que modificó el código urbanístico de la zona. Esta ley estableció un límite en la altura de los proyectos inmobiliarios, así como en las parcelas donde se podrán llevar a cabo.
Las modificaciones en la normativa ahora tienen como prioridad preservar la naturaleza residencial del área, y se ha establecido una limitación en cuanto a los terrenos donde se pueden construir edificios de departamentos. Por esta razón, se permitirá la construcción de proyectos unifamiliares en todas las parcelas, pero se prohibirá la construcción de torres.
A pesar de esto, se mantendrá la condición de que solo se puede construir en la mitad del terreno para preservar las zonas verdes y los espacios de aire libre dentro de la manzana. El resto de los lotes solo podrán utilizarse para construir viviendas unifamiliares, lo que podría ser perjudicial para los dueños de terrenos de menos de 1500 metros cuadrados que buscan venderlos. Solo podrán hacerlo a aquellos que deseen construir una vivienda individual.
Si bien el proyecto presentado en mayo generó quejas por parte de los vecinos, lo que llevó a una serie de reuniones con la Legislatura porteña, la nueva normativa no tendrá efecto retroactivo. En otras palabras, los proyectos que se hayan registrado antes de la entrada en vigencia de la normativa podrán continuar con sus planes originales.