El mayor dinamismo y potencial de los comercios se encuentra en nuevos corredores comerciales
La geografía comercial de la Ciudad de Buenos Aires atraviesa un proceso de transformación significativo. Las tradicionales avenidas de alto tránsito —como Santa Fe, Cabildo y Corrientes— dejaron de concentrar por completo el interés de inversores y marcas, que ahora dirigen su atención hacia nuevos corredores ubicados en el interior de los barrios. Sectores como Villa Urquiza, Villa Devoto, Caballito, Colegiales y Palermo Soho muestran hoy el mayor dinamismo y proyección.
Este cambio responde a una combinación de factores: el crecimiento sostenido de desarrollos residenciales, la consolidación de hábitos de consumo más locales y el papel cada vez más determinante de la gastronomía como motor de afluencia. En este contexto, las esquinas adquieren especial relevancia por su visibilidad y capacidad de funcionar como puntos de anclaje comercial, lo que las convierte en las ubicaciones más demandadas por marcas y desarrolladores.
Las grandes firmas vuelven a buscar locales amplios, bien ubicados y con alto flujo peatonal, en contraste con la etapa pospandemia, cuando predominaba la estrategia de reducción de superficies y riesgos. Actualmente, la apuesta se orienta a proyectos de largo plazo y experiencias presenciales más elaboradas.
El sector gastronómico lidera la expansión, seguido por propuestas de indumentaria, cafeterías de especialidad, heladerías premium y formatos boutique. Paralelamente, crece la presencia de franquicias que privilegian zonas con buena conectividad y alta densidad poblacional. Un fenómeno habitual es el “efecto dominó”: la llegada de una marca de peso a una esquina estratégica suele atraer nuevas inversiones y favorece la creación de polos comerciales emergentes.

La consolidación de estos nuevos corredores está vinculada, en muchos casos, al desarrollo de proyectos residenciales que elevan el poder adquisitivo del área y potencian la demanda de servicios. Barrios como Devoto, Urquiza y Caballito muestran fuertes procesos de revalorización, impulsados por la combinación de edificios modernos, espacios verdes, polos educativos y accesibilidad.
A esto se suma la creciente adopción del concepto de “ciudad de 15 minutos”, que promueve la posibilidad de resolver actividades cotidianas sin grandes desplazamientos. Esta tendencia impulsa la instalación de propuestas comerciales en entornos peatonales y con fuerte identidad barrial. Incluso rubros como indumentaria y calzado se orientan hoy a locales que permitan ofrecer experiencias diferenciadas: prueba activa de productos, interacción personalizada y diseños inmersivos.
De cara a los próximos años, se anticipa el desembarco de marcas internacionales con modelos comerciales innovadores, lo que podría redefinir el mercado local. En ese escenario, la preparación y la capacidad de adaptarse al nuevo entorno urbano serán factores determinantes para quienes busquen consolidar su presencia.
En un mercado en constante movimiento, el acceso a información anticipada sobre aperturas, movimientos de marcas o inmuebles aún no publicados se convierte en un activo estratégico. Empresas especializadas con fuerte presencia local y acceso a datos off-market adquieren un rol clave para identificar oportunidades antes que la competencia. En este renovado mapa comercial porteño, la esquina de barrio se posiciona, más que nunca, como un punto central en la dinámica urbana.

