Mientras esto sucede en nuestro país, en gran parte del resto del mundo los pueblos indignados exigen una democracia real ya, denunciando un sistema democrático desvirtuado que opera a favor de los grandes negocios a costa del interés general.
Esta diferencia se da porque a partir del 19 y 20 de Diciembre del año 2001 se viene desarrollando una profunda transformación en la sociedad argentina. Una transformación que a través de una serie de cambios, la ponen en condiciones de suplantar la democracia distorsionada y presuntamente representativa – impuesta en el planeta desde el triunfo neoliberal – por una democracia participativa, en la que todos seamos protagonistas de lo común.
Uno de estos cambios se concretó en la Ciudad de Buenos Aires porque el 10 de Diciembre los porteños contaremos con la primera institución democrática participativa del país: las Comunas. Haberlas logrado, luego de diez largos años de incansable lucha vecinal, nos pone en condiciones de empezar a construir una democracia más real y más efectiva en los todos los barrios de nuestra ciudad.
Las Comunas son la manera concreta con la que los vecinos de Buenos Aires nos proponemos profundizar el modelo democrático vigente, haciéndolo más transparente y más efectivo para atender las necesidades y aspiraciones populares, ya que brinda:
Un lugar protagónico de los vecinos en las decisiones y el control de lo que se hace en nuestros barrios a través de los Consejos Comunales. Este Organismo Público Comunal de Participación Popular, es el encargado de elaborar el plan de acción y presupuesto anual de la Comuna y de controlar su cumplimiento.
Una oportunidad para que la dirigencia realmente democrática ponga las Juntas Comunales al servicio de los ciudadanos, estableciendo una relación constructiva con los vecinos, reuniéndose con ellos en los Consejos Comunales, consultándoles, haciéndose cargo de sus necesidades y aspiraciones e informándoles y rindiéndoles cuentas de sus actos de gobierno.
La masiva y reiterada concurrencia ciudadana a los múltiples procesos electorales del año 2011 con todas las posiciones y oposiciones que los mismos implicaron, pone de manifiesto una recuperación todavía incipiente de la voluntad del pueblo argentino por intervenir de alguna forma en la construcción de lo común. Independientemente de la opción partidaria de cada uno. Esta renovada intervención colectiva en la «cosa pública» empieza a redefinir y revalorizar la política, en su mejor y más sano sentido. Vista todavía por gran parte de la sociedad – con razón – como un sistema limitado y corrupto en manos de unos pocos, comienza a visualizarse como la posibilidad del protagonismo de todos – políticos y ciudadanos – en la construcción común de lo que es de todos.